El presidente asistió a la presentación del libro del economista Salvador Di Stefano y, al cerrar su discurso, afirmó que, aunque todavía resta mucho por hacer, la dirección emprendida es la correcta y dejó un llamado a confiar en el proceso rumbo a las elecciones de octubre.

En el amplio salón del predio de la Sociedad Rural en la Ciudad de Buenos Aires, la presentación del libro Cambia la Música, del economista Salvador Di Stefano, se convirtió en un escenario donde el presidente Javier Milei amplificó la defensa del programa económico de su gestión y trazó, en tono de campaña, el balance de sus primeros meses en el gobierno.
El acto, que reunió a referentes del sector económico, empresarios y adherentes, funcionó tanto como lanzamiento editorial como tribuna política: en cerca de 50 minutos de exposición, el mandatario alternó comentarios técnicos sobre el libro con una reivindicación pública de las medidas implementadas y una advertencia sobre los riesgos de retroceder en octubre. Milei destinó buena parte de su intervención a remarcar los ejes económicos que, según su visión, orientan la recuperación: reducción de la inflación, eliminación de regulaciones estatales y una fuerte baja de impuestos que, dijo, alcanza 2,5 puntos del PBI.
En su discurso destacó medidas puntuales para el sector agropecuario —la supresión de 43 elementos que, sostuvo, «les jodían la vida»— como ejemplo de desburocratización y apertura productiva. Admitió, no obstante, que la tarea está incompleta: «Falta, pero vamos por la dirección correcta. Estamos a mitad de camino», afirmó, subrayando que el proceso exige sacrificio y que conlleva costos sociales. La referencia a los «costos» y al «dolor» de la transformación fue una constante en su mensaje. En varios pasajes, el presidente describió el proceso de reforma como un tránsito obligado para «cruzar el río» y retornar a un sendero de crecimiento, al tiempo que lanzó una crítica explícita a la administración anterior y a la oposición: la responsabilizó por la herencia de «años de decadencia» y por intentos de frenar las iniciativas de su gobierno.
En ese sentido, advirtió sobre una supuesta operatoria parlamentaria que, por una «mayoría circunstancial», estaría «torpedeando al gobierno», generando lo que definió como un aumento del riesgo país y dificultades para el normal funcionamiento de los mercados. El tono de campaña se hizo explícito en el tramo final. Con un llamado directo al electorado, Milei pidió que en las elecciones los argentinos opten por «la libertad, la esperanza, el futuro» y no por «volver al pasado», recordando que «lo otro lo probamos y ya falló».
La intervención buscó, así, conectar los logros expuestos —la baja de índices de inflación, la remoción de cargas regulatorias y la reducción de impuestos— con una invitación a sostener el rumbo en las urnas. El auditorio funcionó como termómetro de esa estrategia: en un ámbito con fuerte presencia del mundo empresarial y del sector agropecuario, las arengas por la continuidad de las reformas y las críticas a la oposición encontraron eco. Sin embargo, el propio reconocimiento de sacrificios y costos sociales planteó la pregunta sobre el tiempo y la profundidad necesarios para consolidar los cambios reivindicados por el gobierno.
En suma, la presentación de Cambia la Música fue, para Milei, una plataforma para formalizar el relato de su gestión económica, subrayar avances y puntualizar riesgos. El mensaje combinó defensa técnica de las medidas con llamados políticos a sostener el rumbo en las próximas elecciones, mientras dejaba entrever que buena parte del desafío está por delante: consolidar las reformas sin fracturar los equilibrios sociales y políticos que condicionarán su implementación.